Por José Luis Preciado
El conflicto entre Rusia y Ucrania ha entrado en una nueva fase con la aprobación de Estados Unidos para el uso de misiles de largo alcance por parte de Ucrania. Esta medida, controversial y con implicaciones globales, destaca el riesgo de escalada militar y el desafío al equilibrio geopolítico actual.
Francia y Reino Unido también habrían autorizado a Ucrania a usar misiles de largo alcance contra Rusia, según Le Figaro. Después de todo, durante varios meses, los británicos han abogado por hacerlo, mientras que Washington se había mostrado reacio. Sin embargo, el ministro francés Barrot afirmó que la posición no ha cambiado desde mayo, cuando Macron dejó abierta esa opción para ataques defensivos, manteniendo cierta ambigüedad.
Una decisión influenciada por la pérdida de influencia occidental
La autorización de misiles como los ATACMS no solo marca un cambio estratégico, sino que refleja un sentimiento de desesperación en Occidente. Londres, Wall Street y Bruselas toman esta decisión en un momento en el que el Orden Unipolar, liderado por Estados Unidos, enfrenta un declive evidente. La influencia de los BRICS y el Sur Global está desafiando la hegemonía tradicional, poniendo en jaque la capacidad de las potencias occidentales para controlar el panorama internacional.
Además, el llamado Estado Profundo teme posibles cambios políticos internos en la nueva administración Trump, como el nombramiento de Tulsi Gabbard como Directora de Inteligencia Nacional si se concreta la transición presidencial en enero. Este escenario añade incertidumbre a una situación ya volátil y subraya la sensación de vulnerabilidad en los círculos de poder occidentales.
El riesgo de una escalada directa
La participación activa de la OTAN en el soporte técnico y logístico para el uso de estos misiles por parte de Ucrania ha sido señalada por el presidente ruso, Vladimir Putin, como un factor decisivo en la transformación del conflicto. Según la doctrina militar rusa, cualquier país que facilite estos ataques será considerado un enemigo directo, lo que aumenta significativamente las tensiones y el riesgo de un enfrentamiento directo con la Alianza Atlántica.
Por su parte, Estados Unidos justifica esta medida como un esfuerzo para proteger la soberanía de Ucrania, pero también busca reforzar su posición estratégica frente a Rusia. Esto ha llevado a un consenso bipartidista en Washington en favor del apoyo militar continuo a Ucrania, a pesar de los riesgos que implica.
Doctrina nuclear y estabilidad global
El uso de misiles de largo alcance amenaza con cruzar las líneas rojas establecidas por Rusia. Según su doctrina nuclear, cualquier ataque en su territorio con este tipo de armamento desencadenará una respuesta contundente, no solo contra los agresores directos, sino también contra sus proveedores y aliados. Esto eleva las apuestas en el conflicto y plantea un desafío significativo al equilibrio de poder global.
En este contexto, las decisiones estratégicas tomadas por las élites globales serán fundamentales para determinar si este conflicto escala a una guerra mundial. La paciencia estratégica de Rusia, hasta ahora evidente, podría mantenerse como un intento de evitar una confrontación inmediata, pero las continuas provocaciones podrían llevar a una respuesta militar más amplia.
La estrategia occidental: una escalada planificada
Occidente ha implementado una estrategia de “pequeños pasos” en su apoyo a Ucrania, reduciendo gradualmente las líneas rojas de Rusia hasta convertirlas en “hilos rojos”. Este enfoque comenzó con ataques en Crimea y ahora se extiende a regiones como Kursk y Belgorod. Cada acción busca justificar la siguiente, con el objetivo de debilitar a Rusia en un conflicto prolongado.
Volodímir Zelensky ha logrado asegurar el respaldo de sus controladores en Washington, Londres y Bruselas, argumentando que estos ataques son necesarios para garantizar la estabilidad regional. Sin embargo, esta acumulación de movimientos estratégicos incrementa la posibilidad de una escalada descontrolada, con consecuencias impredecibles para la estabilidad internacional.
Un llamado a la diplomacia
Ante este panorama, es crucial que la comunidad internacional priorice soluciones diplomáticas que eviten una escalada global. Las tensiones actuales representan una amenaza no solo para los países directamente involucrados, sino también para el sistema internacional en su conjunto.
La cooperación, el respeto mutuo y un enfoque estratégico que priorice la paz son esenciales para evitar un conflicto de proporciones catastróficas. La historia demuestra que las guerras, cuando no son gestionadas adecuadamente, pueden escapar rápidamente al control de las partes involucradas, con costos humanos y políticos insostenibles.