El Dr. Claus Köhnlein es médico internista por la Universität Kiel, en Alemania, y autor del libro “Virus-Manía: cómo la industria médica continuamente inventa epidemias, obteniendo ganancias de miles de millones de dólares a costa nuestra”. Sobre la prueba del Covid 19. Además de criticar la forma en que el coronavirus se diagniostica, mediante pruebas de tipo PCR que la mayoría de las veces dan positivo aunque el paciente no sea positivo, Köhnlein afirma que, clínicamente, el coronavirus no es una enfermedad nueva ni hay razón para temerle como se le teme ni de aplicar las políticas que los gobiernos han aplicado, pues estas están respaldadas por propagada divulgada por los medios de comunicación de masas para hacer entrar a las personas en pánico y manipular su percepción. Además, Köhnlein advierte que las muertes por coronavirus podrían deberse al tratamiento “altamente tóxico” que reciben los pacientes para recuperarse del virus. “Bajo mi punto de vista este tratamiento mató al paciente”, asegura en relación a un caso que cita la revista médica The Lancet. “Es un paciente de 50 años muerto por el tratamiento, no por la enfermedad”. Köhnlein “sospecha” que con esos mismos medicamentos se ha tratado a los enfermos en Italia y otros países. En Alemania, las autoridades están valorando lanzar una denuncia a quien corresponda por poner en peligro la salud pública. El 3 de julio de 2020, Heiko Schöning, Bodo Schiffmann y Martin Haditsch presentaron una Comisión Extra-Parlamentaria de Investigación sobre el Coronavirus (ACU) en Sttutgart, Alemania.
La pandemia que no lo fue
A continuación reproducimos algunos fragmentos de una entrevista del medio de comunicación Der Fehlende Part al Dr. Claus Köhnlein:
— Si usted tuviera el poder de tomar decisiones a nivel gubernanmental, ¿cómo resolvería la situación actual?
— Dejaría de practicar pruebas de coronavirus a las personas.
— ¿Quiére decir que deberíamos seguir viviendo como antes?
— Sí, una vida normal…
— Pero si alguien acude a consultarlo y le dice: ‘Creo que tengo el coronavorus’, ¿usted qué hace?
— He tenido pacientes que vienen con tos fuerte y dolor de garganta. Les he dicho que no les haremos la prueba de coronavirus y que permanezcan en su casa hasta recuperarse. Hubo una ocasión en que los jefes de algunos de estos pacientes nos presionaron, pues trabajan en la clínica de la universidad, y les obligaron a hacerse una prueba, aunque fuera la prueba de la influenza. Entonces, les practiqué la prueba y dieron positivo en Infuenza Tipo A. La tenían todos sus familiares y amigos, pues se contagiaron en un viaje cuando fueron a esquiar. Esta es una enfermedad estacional común. A uno de ellos le desaparecieron los síntomas poco a poco, y entonces el resto de familiares y amigos se tranquilizaron. Pero no les hice la prueba de coronavirus, pues seguramente habrían dado positivo. Seguramente usted ha escuchado que esa prueba no es nada confiable. Es una prueba PCR que fácilmente dirá que usted es positivo, aunque no lo sea.
— Pero supongo que no podemos decir que 160,000 pacientes que se han hecho la prueba son todos falsos positivos….
— No, pero la mitad de ellos podría serlo. Esto es muy común y conocido en lo que concierne a pruebas de tipo PCR. Sería bueno que usted le preguntara a algún especialista de Berlín [se refiere al gobierno] sobre los problemas que hay con las pruebas de tipo PCR. Son test muy sensibles. Eso significa que si usted tiene hasta la más pequeña molécula de cualquier cosa [y no precisamente coronavirus], la prueba dará positivo. Además, no es posible aislar el coronavirus ni tampoco detectarlo con certeza completa aplicando estas pruebas.
— ¿Entonces, podemos saber con precisión de qué enfermedad se trata? ¿Es Covid, Influenza A, u otra enfermedad?
— Es difícil diferenciarlos clínicamente. Tendríamos que hacer muchas pruebas. Y clínicamente no se distinguen. Clínicamente, el corona no es una enfermedad nueva. La tos, el dolor de garganta y las complicaciones respiratorias no son algo nuevo como para alarmarse por ello.
— Pero tenemos informes de Italia sobre su alta mortalidad. No recuerdo bien el porcentaje, creo que era entre el 6 y el 8%. En Alemania es baja, en China del 2 al 3%, y la gente podría decir que eso se debe a que se han hecho pocas pruebas por lo que la gente no sabe que lo tiene y eso reduce la tasa de mortalidad. Pero sucede lo mismo con la Influenza Tipo A, que está presente en mucha personas sin que estas lo sepan. Y entonces la tasa de mortalidad de la gripe resulta muy baja, de hasta un 0.01%, ¿cierto? Pero en realidad es mucho mayor. ¿Cómo explicaría usted todo esto?
— Nadie puede confirmar la tasa de mortalidad. Tendrían que hacer muchas más pruebas a muchas más personas, y a muertos. Y es demasiado pronto para sacar conclusiones. Pero pienso los sucesos en Italia son una consecuencia del pánico. Hay muchas noticias falsas y he notado muchas incongruencias en las explicaciones dadas por médicos italianos al informar sobre la situación. Yo soy un médico clínico, y como tal, no veo que haya ninguna enfermedad nueva. Si usted analiza las estadísticas de la enfermedad se dará cuenta que este año no es distinto al anterior. No hay más muertes que las que hubo hace un año. Aquí contamos con 20 camas completamente equipadas que están disponibles, y seguimos esperando a que llegue el primer paciente. Pero no vendrá, estoy seguro de ello. Mire, aquí tengo una investigación publicada en The Lancet…
— The Lancet es una revista médica, ¿cierto?
— Así es. Se trata de una publicación que contiene hechos médicos verificados. Y allí se describe el caso de una persona que contrajo el coronavirus. Se trata de un paciente masculino de 50 años. La enfermedad se desarrolló primeramente por la garganta, con fiebre, debilidad y dificultad respiratoria. El tratamiento comienzó a aplicarse con altas dosis de metilprednisolona; o altas dosis de cortisona (600 mg); moxifloxacin, que es un antibiótico muy fuerte; además de Lopinavir y Ritonavir. Estos remedios son muy fuertes, se usan para tratar el SIDA. Son remedios sumamente tóxicos. Además se usó el Interferon, que es un inmunosupresor que baja la inmunidad. Se repitió dicha terapia junto con antibióticos, y al final el paciente de 50 años falleció.
— Y no pertenecía al grupo de riesgo…
— Así es.
— Es decir, que este tratamiento concluyó en la destrucción del sistema inmunológico del paciente.
— Así es. Fue una terapia demasiado agresiva que terminó matando al paciente.
— ¿Y por qué la aplicaron?
— Seguramente por miedo. Le dieron la cortisona porque respiraba con dificultad. Luego hubo mejoría porque la infección se detuvo, pues la cortisona mata a los linfocitos. Y entonces vino una contra-reacción.
Enfermera muestra pruebas de que negligencia médica es el principal asesino, no el COVID-19
Fuente:
Der Fehlende Part — Corona: “Die Epidemie, die nie da war” – Dr. med. Claus Köhnlein [DFP 69]; vía Información Alternativa.