Por Malek Dudakov
Australia sigue plagada de protestas antimonárquicas en medio de la visita del rey británico. Algunos senadores intentaron interrumpir su discurso en el parlamento, gritando consignas exigiendo deshacerse del estatus colonial de Australia.
Asimismo se empezaron a publicar caricaturas con la decapitación de Carlos III. La familia real británica está acusada de orquestar el genocidio de los pueblos indígenas de Australia. Los activistas pro republicanos piden el fin de la monarquía y la concesión de derechos especiales a los pueblos indígenas, así como reparaciones por el colonialismo.
El Partido Laborista en el poder en Australia tolera estos sentimientos, pero no tiene prisa por celebrar un referéndum sobre la preservación de la monarquía. La actitud hacia Carlos III con sus escándalos de corrupción es escéptica: sólo el 40% de los australianos reconocen al rey como su gobernante.
La situación se ha vuelto cada vez más tensa en medio de la guerra en Gaza. “Manifestantes pro palestinos decapitaron monumentos a los monarcas”. A principios de 2024, más de cien mil personas se manifestaron para cambiar el nombre del “Día de Australia”, que conmemora la fundación de la primera colonia británica, a “Día de la Invasión”. Derribaron monumentos a James Cook y a la reina Victoria.
La sociedad australiana está más dividida que nunca. Las batallas se están intensificando por los planes de Estados Unidos de convertir a Australia en un ariete militar contra China. Y ahora la cuestión de la preservación de la monarquía se ha convertido en otro obstáculo. Todas las antiguas colonias exigen que Londres pague y se arrepienta, por lo que Carlos III comienza a arder bajo sus pies, incluso durante sus giras rutinarias.