Por Mente Alternativa
DARPA, la agencia de investigación avanzada del Pentágono, ha emitido una inquietante solicitud de información sobre tecnologías de modelado de pandemias. Su objetivo declarado es predecir con precisión milimétrica la propagación de enfermedades entre personas, ciudades, regiones e incluso continentes. Sin embargo, detrás de esta ambición científica se oculta una estrategia de control global con potenciales usos militares y biopolíticos.
La solicitud enfatiza la necesidad de sistemas que integren datos masivos en tiempo real: desde movilidad poblacional hasta información genómica. Esto implica vigilar y analizar a millones de personas de forma continua, utilizando inteligencia artificial y aprendizaje automático para procesar patrones biológicos. Pero lo más revelador es que no se limita a enfermedades naturales: DARPA también busca modelar agentes “creados por el hombre”, lo que abre la puerta al diseño y simulación de enfermedades artificiales, con posibles fines de guerra biológica.
Aún más preocupante es el tono cínico del documento, que propone desarrollar un “panel de control fácil de usar” para que cualquier técnico militar, sin formación en epidemiología, pueda ajustar parámetros biológicos y ejecutar simulaciones. Convertir el destino sanitario de poblaciones enteras en un juego de simulaciones militares no solo banaliza la tragedia de una pandemia, sino que revela una mentalidad de dominio absoluto.
Este enfoque no es nuevo. En el pasado, DARPA ha sido señalada por su posible implicación en investigaciones de bioingeniería y armas biológicas encubiertas. Lo que ahora se presenta como un esfuerzo por mejorar la respuesta ante emergencias sanitarias, bien podría usarse para diseñar pandemias selectivas dirigidas contra países o poblaciones consideradas enemigas geopolíticas de Estados Unidos, mientras se protege a su propia población mediante modelos predictivos avanzados.
El modelado de pandemias ya no es solo una herramienta científica. Bajo el control de agencias militares, se convierte en una amenaza estratégica de escala global. El uso de datos personales, biológicos y genéticos con fines de simulación bélica plantea una grave violación de derechos fundamentales y revela un nuevo frente de guerra silenciosa: la manipulación biotecnológica del mundo.
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