Estudios e informes señalan que para el año 2040 viviremos en un “mundo sin agua” en el que varios países tendrán un desabasto de hasta un 80%. Además de los factores “naturales” ¿qué otros aspectos explican esta crisis mundial del agua? ¿Nos encontramos en un contexto de guerra por el agua invisibilizado por los medios de comunicación y las instituciones?
Las guerras de bandera falsa de los Estados Unidos son también guerras por el agua
El tema de la guerra por los recursos naturales es un asunto que abarca toda la historia de la humanidad, y particularmente en la posmodernidad que vivimos hay una guerra multifactorial que se ha dado desde la invasión de Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos a Libia, como se sabe por los correos develados del Departamento de Estado en relación a Hillary Clinton. En ellos se revela que:
“Lo que estaba en juego no eran los derechos humanos, ni la libertad, ni la democracia, ni la Primavera Árabe, sino impedir que Libia usara el dinar-oro para sustituir en África al franco francés, al euro, y al dólar. Pero básicamente también estaba en juego el agua. El agua fresca de Libia es uno de los mayores recursos que existen en África. Luego también tenemos que en Irak y Siria los yihadistas islámicos ya controlan gran parte de los ríos Eufrates y Tigris que provienen de la región kurda de Turquía.” (Alfredo Jalife, La crisis mundial del agua)
Sin duda la élite global está en guerra contra la sociedad, es una guerra multifactorial en donde ahora el agua es un nuevo elemento de agresión sobre la vida de los ciudadanos.
Fracaso global de la privatización del agua
John Vidal se refirió a la privatización del agua como “un fracaso global” cuando los hechos ya apuntan a su desprivatización (The Guardian, 30.01.15). Ciudades que se precipitaron en firmar concesiones a 20 años o más con empresas de agua en expectativa de un agua potable a un costo socialmente aceptable han preferido terminar sus acuerdos y regresar las provisiones de agua urbana al control público.
Un reporte de tres entidades —Instituto Trasnacional, Unidad de Investigación Internacional de Servicios Públicos y Observatorio Multinacional— dice que:
“180 ciudades y comunidades en 35 países han remunicipalizado sus sistemas de agua en la pasada década: lo más sorprendente es que 100 de los retornados fueron en EUA y Francia, 14 en África y 12 en América Latina.” (Alfredo Jalife, El Tema del SIGLO 21: H2O)
Las mayores metrópolis en los países en vías de desarrollo, más que en los prósperos países avanzados, han optado por la remunicipalización del agua. Y el propio Banco Mundial (BM) acepta un fracaso de 34% en la participación privada en infraestructura entre 2000 y 2010.
El problema es que a las compañías privadas no les conviene invertir en infraestructura porque tardarían mucho en recuperar su capital. Ellos quieren llegar y ganar, y punto. En 1999, por ejemplo, el Banco Mundial se vio obligado a proponer la expansión del abasto acuífero de Lagos (la más poblada ciudad de Nigeria que con su zona conurbada cuenta con 21.3 millones), para beneficiar los acueductos de empresas británicas y/o francesas.
En Israel, por su parte, el agua es un asunto de seguridad nacional. Israel tiene a los palestinos viviendo un apartheid acuífero en Gaza y Cisjordania —afirma Alfredo Jalife. Por todas las desventajas que implica poner su patrimonio nacional en manos de los sionistas de la élite global, muchos países ya han echado a la empresa estatal israelí Mekorot.
La élite sionista también quiere privatizar el agua de México
Según Alfredo Jalife, el periódico israelí Globes sostiene que el político mexicano David Korenfeld corrompió al secretario particular del primer ministro Netanyahu para entrar a la privatización del agua en México, obviamente para dársela a la empresa Mekorot. ¿Cómo puede ser que una empresa estatal de Israel —un país para el que el agua es una asunto de seguridad nacional— pretende privatizar el agua en México?
El 4 de marzo de 2015 fue presentada en la cámara de diputados la llamada Ley “Korenfeld,” una Propuesta de Ley que permite la privatización del agua a través de la concesión de obras hidráulicas. La iniciativa fue ampliamente criticada y rechazada. Sin embargo, la actual Legislatura podría retomar el contenido central de la Ley para su aprobación.
El “México neoliberal itamita” —dice Jalife— evidentemente no está actualizado del fenómeno inverso de su desprivatización global que se ha acentuado en países avanzados como EUA, Francia y Alemania.
Fuentes:
1. Remunicipalisation: Putting Water Back into Public Hands.
2. Dr Alfredo Jalife El Tema del SIGLO 21: H2O – 7a Jornada de Vanguardia Científica UNAM-UAM.
3. Alfredo Jalife: La crisis mundial del agua y su privatización en México.
