La legitimidad de un gobierno a los ojos de la historia —su “mandato del cielo”— es promover el bien común de su pueblo y de la humanidad en general. ¿De qué gobiernos del mundo actual puede decirse que merecen esta legitimidad?
Por la Organización LaRouche
Al recibir a los embajadores de dos docenas de países en Rusia, el presidente Putin identificó, a su manera, el principio fundamental que la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, ha subrayado que es necesario para la supervivencia humana:
“La epidemia ha demostrado ser una verdadera prueba para valores humanos universales como la solidaridad, la ayuda mutua y el amor a la humanidad…. Sólo es posible garantizar la paz, la estabilidad y el desarrollo mundial sostenible mediante los esfuerzos de toda la comunidad internacional…. Estamos convencidos de que hay que hacer todo lo posible para evitar que se repita la tragedia de la Segunda Guerra Mundial, para que no se olviden sus lecciones. Todos nosotros debemos valorar la inestimable experiencia y el espíritu de las relaciones aliadas durante la lucha contra los retos y amenazas comunes…. Debemos asegurar el bienestar y la prosperidad de todos los seres humanos”.
El Comité para la Coincidencia de los Opuestos, del que Zepp-LaRouche es cofundadora, insiste en su reciente declaración en que “la seguridad sanitaria es posible en cualquier lugar, sólo si se dispone en todas partes de una infraestructura sanitaria pública y una capacidad de tratamiento médico suficientes. Esto, a su vez, depende directamente de la expansión del agua, la energía y los alimentos, lo que está asociado a la creación de capacidad industrial, así como a la provisión de transporte adecuado, vivienda y otros elementos básicos”.
Frente a esta perspectiva humanista se encuentra el modelo imperial maltusiano de sociedad. Está representado en su forma más histórica en la City de Londres y Wall Street, cuyo creciente poder sobre los gobiernos nominalmente soberanos del mundo transatlántico recuerda la anterior “privatización” del gobierno británico bajo la Compañía Británica de las Indias Orientales. Este monstruo maltusiano busca implementar un Gran Reseteo mundial para reducir la población humana potencial del mundo: aumentando drásticamente el coste físico de proporcionar y consumir energía (a través de la reducción drástica del uso de hidrocarburos mientras se exige una gran expansión de la minería para producir los elementos de tierras raras necesarios para las baterías y los motores) mientras se aumenta inútil y peligrosamente el peligro de un conflicto militar mortal con Rusia y China, para evitar que se imponga cualquier otro paradigma.
Fuente:
The LaRouche Organization: Building a Global Resistance to Malthusianism and War.
