Por Andrew Korybko
Lo que acaba de suceder en Bangladesh es ominosamente similar al “EuroMaidan” de 2014 en Ucrania, donde los agravios legítimos dieron lugar a un movimiento de protesta a nivel nacional que luego fue cooptado por oportunistas políticos, radicales y fuerzas externas para llevar a cabo un cambio de régimen como Occidente quería.
La primera ministra bangladeshí, Sheikh Hasina, acaba de dimitir y huyó del país el lunes, cuando los alborotadores asaltaron su palacio, lo que llevó al jefe militar Waker-uz-Zaman a declarar un gobierno de transición y una investigación sobre las muertes que se produjeron a lo largo de los disturbios de este verano. También dijo que no se impondría la ley marcial si el país volvía a la paz, aunque eso está por ver. He aquí algunos antecedentes de esta rápida secuencia de acontecimientos:
* 16 de abril de 2023: “¿Por qué EEUU está tramando un cambio de régimen en Bangladesh?”
* 26 de noviembre de 2023: “Rusia advirtió que EEUU podría orquestar una revolución de color en Bangladesh”
* 10 de enero de 2024: “El resultado de las elecciones en Bangladesh y Bután da a India un respiro estratégico”.
* 28 de enero de 2024: “La nueva narrativa de la oposición bangladeshí pretende atraer al máximo a Occidente”.
* 27 de mayo de 2024: “Bangladesh advierte sobre un complot occidental para crear un Estado cristiano sustituto en la región”.
* 25 de julio de 2024: “Los disturbios en Bangladesh no son una revolución de color, pero podrían convertirse fácilmente en una”.
* 5 de agosto de 2024: “Bangladesh ha caído en los estertores de una revolución de color en toda regla”.
En el último artículo mencionado se daba por sentado que los militares recurrirían a todos los medios necesarios para mantener la ley y el orden, pero finalmente no fue así después de que se negaran a utilizar la fuerza letal para impedir que un gran número de alborotadores asaltaran el palacio presidencial. No está claro si fueron consideraciones humanitarias/morales o el temor a las sanciones occidentales, pero en cualquier caso, ese fallo fue el responsable de que se predijera erróneamente que el cambio de régimen no tendría éxito.
Lo que acaba de suceder en Bangladesh es ominosamente similar al “EuroMaidan” de 2014 en Ucrania, donde los agravios legítimos dieron lugar a un movimiento de protesta a nivel nacional que luego fue cooptado por oportunistas políticos, radicales y fuerzas externas para llevar a cabo un cambio de régimen como Occidente quería. A diferencia de Ucrania, sin embargo, los militares están liderando la transición política y podrían así ayudar a estabilizar el país en lugar de permitir que se convierta en un agujero negro de caos regional (ya sea de inmediato o más adelante).
Aun así, cabe mencionar otra comparación, y es que el bando vencedor en Bangladesh culpa a la India de apuntalar al que ellos consideran su “dictador” ahora derrocado, al igual que el bando vencedor en Ucrania dijo lo mismo sobre el apoyo previo de Rusia a Viktor Yanukovich. Independientemente de cuál sea la política exterior prevista del ejército durante el ínterin, es probable que capitule ante la presión pública para, al menos, distanciarse un poco de la India en aras de restaurar la estabilidad en las calles.
En consecuencia, la investigación prometida también podría implicar convenientemente a Hasina y a sus allegados en las muertes de este verano para encubrir el papel del bando vencedor en todo esto, al igual que la investigación posterior al “Maidan” de Ucrania culpó a Yanukóvich y los suyos (aunque más tarde se supo más de la verdad). Dependiendo de cómo se desarrolle todo y de su ritmo, Bangladesh podría volver a su anterior papel de espina clavada en el costado de India, que podría adoptar la forma de acoger a grupos que Delhi designara como terroristas.
El noreste de la India se vio afectado por una breve pero muy intensa ronda de disturbios el verano pasado en Manipur, sobre la que los lectores pueden obtener más información aquí y aquí, y esto recordó a los responsables políticos lo vulnerable que es esa diversa parte de su país a la inestabilidad causada por la afluencia de diferentes grupos demográficos. Los kukis cristianos de Myanmar se enfrentaron a los indígenas hindúes meiteis en Manipur, mientras que los bangladeshíes musulmanes ya se habían enfrentado anteriormente a grupos indígenas en los estados limítrofes del noreste de la India.
La segunda línea de fractura mencionada es excepcionalmente peligrosa debido a que Bangladesh es un Estado independiente, a diferencia de la llamada “Kukilandia” que los grupos separatistas quieren esculpir en la región con el apoyo de Occidente. En consecuencia, cualquier violación percibida de los derechos de su población -incluidos los de los inmigrantes ilegales- podría agravar las tensiones bilaterales, con el consiguiente riesgo de una guerra regional. Para ser claros, éste es sólo el peor escenario posible, y la gente no debería temerlo en este momento.
No obstante, cualquier movimiento en esa dirección podría provocar una grave crisis de seguridad para India, que Estados Unidos y China podrían aprovechar de distintas formas: el primero, mediante el apoyo a las fuerzas armadas y a grupos no estatales potencialmente afiliados activos en India, y el segundo, mediante una posible base. Después de todo, si Bangladesh llega a temer a India o, al menos, fabrica artificialmente tal percepción, se deduce naturalmente que podría intentar “equilibrar” a India ampliando ampliamente los lazos militares con China.
La mejor manera de avanzar sería que la situación interna se estabilizara y que Bangladesh mantuviera las políticas favorables a India de su gobierno anterior, aunque es poco probable que eso se materialice por las razones que se han explicado. La segunda mejor posibilidad es que se enfríen los lazos con India, pero que no se produzca una desconfianza mutua de Estado a Estado. Y, por último, el peor escenario posible es que las relaciones se deterioren, tras lo cual Estados Unidos y China lo aprovechen a su manera para ejercer presión sobre India (coordinada o no).
Fuente:
Andrew Korybko: What’s The Best Way Forward For Bangladesh After Its Regime Change Surprisingly Succeeded? 5 de agosto de 2024.