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Colapso bursátil internacional: Causas, beneficiarios y escenarios futuros

Por José Luis Preciado

El reciente colapso bursátil a nivel mundial, junto con la caída del mercado de criptomonedas, ha generado una oleada de explicaciones que no abordan plenamente las causas subyacentes. Este colapso se ha atribuido principalmente a factores económicos y decisiones políticas que han afectado negativamente la confianza del mercado. Pero el “lunes negro” en realidad fue meramente sintomático, pues lo que hay realmente detrás de todo esto es una burbuja especulativa de derivados financieros de más de 2.000 billones de dólares, que va a reventar tarde o temprano.

En primer lugar, las expectativas de desempleo en EE.UU. aumentaron un 4.3%, señalando una desaceleración económica más rápida de lo esperado. A esto se suma la política de la Reserva Federal de mantener las tasas de interés altas durante demasiado tiempo, lo que ha generado preocupación entre los inversores. La reevaluación de la inteligencia artificial (IA) y una fuerte subida previa de las acciones también han contribuido al pánico en el mercado. Según los datos del Departamento de Trabajo de EE.UU., el aumento del desempleo ha sido constante durante los últimos cuatro meses, alcanzando un 4.3% en agosto.

Goldman Sachs ha aumentado la probabilidad de recesión en EE.UU. al 25%, mientras que JPMorgan ha elevado esta cifra al 50%. El índice de miedo de Wall Street, el VIX, se disparó un 138%, alcanzando los 55 puntos. Warren Buffett vendió sendas acciones de Apple, moviéndose hacia el efectivo y reflejando una desconfianza en el mercado actual.

En Asia, el índice Nikkei 225 de Japón se desplomó un 12.4% el 5 de agosto, seguido de un aumento del 10% al día siguiente. Las industrias tecnológicas de Honda, Mazda, Mitsubishi, Nissan, Panasonic y Nintendo fueron las más afectadas. En Corea del Sur, el índice KOSPI cayó un 10.8%, y el Taiex de Taiwán tuvo su peor liquidación desde 1967, cayendo un 8.4%.

El mercado de criptomonedas también sufrió una fuerte caída, perdiendo más de mil millones de dólares en 24 horas. Bitcoin cayó a alrededor de 52,500 dólares. En Europa, los principales índices también cayeron más del 2%, con el DAX alemán, el CAC 40 de París y el FTSE 100 de Londres registrando significativas pérdidas.

Sin embargo, la causa profunda del colapso bursátil y el posible colapso del sistema financiero transatlántico se debe a una burbuja especulativa de derivados financieros de más de 2000 billones de dólares, como afirma el Dr. Dennis Small, del Instituto Schiller (1):

“En medio de todo esto está el desplome financiero internacional, y hemos visto el viernes y hoy lunes unas caídas bastante drásticas de los mercados. Esto es sintomático nada más. No busquen una explicación en el efecto. Busquen una explicación en la causa. La bolsa del Nikkei en Japón empezó a bajar el viernes, y hoy bajó 12 % —quizás más. En Europa hubo una caída hoy del 2 al 4%, en Estados Unidos quizás del 6% del Dow Jones. Queda por ver cuál va a ser exactamente el resultado de todo esto, pero el efecto no es la causa. Seguramente se dirá que el desempleo en Estados Unidos tuvo que ver, y obviamente el problema estratégico también tiene que ver, pero la causa está en el hecho de que hay una burbuja especulativa de más de 2.000 billones de dólares de derivados financieros y otros instrumentos agregados financieros a nivel internacional. Y eso se va a desplomar. Cómo y cuándo es una cuestión política subjetiva. Pero esa cantidad es absolutamente impagable, y está saliendo a la luz pública.”

El domingo 4 de agosto, la economista estadounidense Ellen Brown (2) publicó un artículo muy oportuno en el que advierte que mientras el mundo está absorto en el drama de las elecciones estadounidenses, la bomba de tiempo de los derivados financieros sigue activada:

“Mientras el mundo está absorto en el drama de las elecciones estadounidenses, la bomba de relojería de los derivados sigue tintineando amenazadoramente entre bastidores. Nadie conoce el tamaño real del mercado de derivados, ya que la mayor parte se negocia en mercados extrabursátiles, ocultos en sociedades instrumentales fuera de balance. Sin embargo, cuando Warren Buffet calificó los derivados de ‘armas financieras de destrucción masiva’ en 2002, su ‘valor teórico’ se estimaba en 56 billones de dólares. Veinte años más tarde, el Banco de Pagos Internacionales estimó ese valor en 610 billones de dólares. Y los comentaristas financieros lo han cifrado en 2.300 billones de dólares o incluso 3,700 billones de dólares, superando con creces el PIB mundial, que en 2022 era de unos 100 billones de dólares.”

Dennis Small confirma que, según sus cálculos a lo largo de dos décadas basándose en la metodología del economista Lyndon LaRouche, la cifra asciende a 2.100 billones de dólares, y descarta la cifra de 3,700 billones de dólares, aunque estima que la cantidad exacta no se puede saber y la considera irrelevante, pues lo que importa es la trayectoria y el ritmo de crecimiento, que evidentemente está fuera de control, es totalmente impagable y es lo que está detrás de estos estos movimientos especulativos en el mercado. Y agrega que:

“otro indicativo muy importante es el informe reciente de un centro que estudia el endeudamiento de los países del Tercer Mundo en el que se establece que el servicio sobre la deuda promedio de los países del sector en desarrollo —el pago anual por la deuda que tienen— es del 42% de sus presupuestos nacionales [3]. Es decir, antes de que puedan pagar un solo dólar…. para educación, para el bienestar público, para salud y proyectos de infraestructura…. los países del sur tienen que pagar en promedio casi la mitad de su presupuesto al servicio sobre la deuda, como lo hemos documentado durante décadas en nuestros estudios sobre la aritmética de los banqueros. Y ese es un pequeño problema nada más, un taco de dinamita en lo que es una bomba nuclear de derivados financieros, lo que muestra la naturaleza de la situación.” (Ibidem)

La situación descrita por Small se agrava con la perspectiva de una posible guerra en Oriente Medio, lo que ha incrementado las tensiones geopolíticas y afectado el precio del petróleo, que ha disminuido en medio de estas expectativas. El complejo militar-industrial occidental, sin embargo, no ha sufrido el mismo impacto, con Lockheed Martin registrando un aumento del 25% en el último mes, según cifras citadas por el Instituto de Estudios de Inteligencia RHVD (4).

En EE.UU., la situación de liquidez está al borde de la catástrofe, con reservas que se agotarán en octubre. La inflación elevada podría llevar a protestas y manipulaciones durante el período electoral, afectando a la población más vulnerable. En la UE, se anticipa un aumento de la inflación y de las tasas de interés, lo que podría desacelerar el crecimiento económico y la inversión en el sector real, especialmente en el sector industrial, que aún se recupera de la crisis energética.

Así, el escenario más probable en EE.UU., según RHVD, apunta a que las élites priorizarán sus intereses, con un recorte significativo de las tasas de la Reserva Federal y una inyección masiva de liquidez. Esto dispararía la inflación, perjudicando a las clases más bajas, y podría llevar a un aumento de los precios del petróleo, beneficiando a los especuladores. Por lo que, si Donald Trump gana las elecciones, enfrentará una economía en condiciones críticas, limitando su capacidad de acción.

Los principales beneficiarios de esta crisis incluyen a los capitales neoconservadores con amplios horizontes de inversión, como The Vanguard Group, Geode Capital Management LLC, Carlyle, Norges Bank y BlackRock, señala RHVD. Y resalta que estos actores están bien posicionados para consolidar la producción y las tecnologías críticas necesarias para la maquinaria militar estadounidense, y para debilitar las posibilidades de avance tecnológico en la UE.

En resumen, los efectos del colapso bursátil global han sido impulsados por una combinación de factores económicos, decisiones políticas y expectativas de recesión, beneficiando a ciertos actores financieros mientras que amplía la incertidumbre y la volatilidad en los mercados internacionales, aunque que la verdadera causa es una burbuja especulativa de derivados financieros que las élites pueden seguir inflando pero que tarde o temprano le explotará en la cara a Donald Trump o a cualquier otro chivo expiatorio que no sea capaz de llevar a cabo la reorganización por bancarrota del moribundo sistema financiero transatlántico. En cuanto a la idea de precipitar el colapso de forma manufacturada y culpar del mismo a una gran guerra y/o a alguna otra catástrofe, podría ser también una estrategia de las élites para deslindar cualquier responsabilidad sobre el colapso de su burbuja de especulación y sistema financiero de casino, con o sin Apocalipsis termonuclear incluido.

 

Instituto Schiller: ‘No puede haber paz sin hacer una reorganización por bancarrota del moribundo sistema financiero transatlántico’

 

Notas a pie de página

1. Dennis Small, en EIR: Peligro de crac financiero y guerra mundial: una combinación letal. 5 de agosto de 2024.

2. Ellen Brown: How Unelected Regulators Unleashed the Derivatives Monster – and How It Might Be Tamed. 4 de agosto de 2024.

3. El endeudamiento general de los Países Menos Desarrollados (PMD) se puso de relieve recientemente en un informe de julio de la organización Debt Relief International y la agencia de ayuda del Comité de la Iglesia Noruega, que estima que el promedio de los pagos anuales del servicio de la deuda de los PMD se comen alrededor del 42% de la totalidad del presupuesto de los gobiernos nacionales. El FMI suele imponer “reformas estructurales” a sus víctimas para garantizar que se reduzcan los pagos productivos de los gobiernos en favor del servicio de la deuda.

4. Instituto de Estudios de Inteligencia RHVD: Colapso de los índices bursátiles. 6 de agosto de 2024.

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