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China como el próximo gran enemigo: La búsqueda de una narrativa alternativa para la política exterior de los Estados Unidos

A propósito del giro anti-China que se está gestando en los Estados Unidos bajo pedido de la criptocracia occidental y que tomará fuerza en la segunda Administración Trump, resulta relevante un artículo reciente de la historiadora revisionista Cynthia Chung. En él, se cita una entrevista con Jake Sullivan, actual Asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., Becario Rhodes (Magdalen College, Oxford), y uno de los principales manipuladores de Joe Biden. Sullivan reflexiona sobre la ausencia de una narrativa coherente en la política exterior de EE.UU. tras el fin de la Guerra Fría, y cómo esta situación podría estar conduciendo a la construcción de China como el próximo “gran enemigo”.

Por Mente Alternativa

En una reveladora entrevista para el podcast de la CIA China Project en 2019, Jake Sullivan, becario Rhodes (1) y actual asesor de seguridad nacional del presidente Joe Biden, analizó el vacío narrativo que enfrenta la política exterior de Estados Unidos tras el fin de la Guerra Fría. Sullivan expresó preocupaciones sobre la tendencia de convertir a China en el próximo gran enemigo para justificar una estrategia global, resaltando los desafíos de encontrar una narrativa unificadora que no dependa de alarmismo o antagonismos extremos.

El vacío narrativo tras la Guerra Fría

Durante la entrevista, Sullivan explicó cómo, durante la Guerra Fría, la política exterior estadounidense se construyó en torno a una misión clara: contrarrestar a un enemigo ideológico definido, la Unión Soviética. Sin embargo, desde el fin de esa era, la ausencia de un enemigo claro ha dejado a EE.UU. sin una historia coherente que motive tanto a los ciudadanos como a sus aliados internacionales.

Sullivan señaló que los dos momentos históricos en los que EE.UU. abrazó el internacionalismo —el expansionismo bajo Theodore Roosevelt y la lucha contra el comunismo durante la Guerra Fría— estuvieron marcados por narrativas polarizadoras y, en algunos casos, problemáticas, como el concepto de “Destino Manifiesto”.

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China como el próximo gran enemigo

La falta de una narrativa clara ha llevado a muchos a sugerir que China podría ocupar el lugar de un enemigo unificador. Sullivan comentó que esta idea “tiene algo para todos”: desde los estrategas de política exterior que buscan justificar sus análisis hasta los progresistas que desean una mayor inversión en infraestructura doméstica para competir con China. Sin embargo, el asesor expresó su preocupación por los riesgos de adoptar esta postura, que podría agravar tensiones internacionales y perpetuar conflictos innecesarios.

¿Una narrativa alternativa?

Sullivan planteó la necesidad de una estrategia basada en amenazas reales pero abstractas, como el cambio climático, las pandemias, el terrorismo nuclear y las crisis económicas globales. Sin embargo, reconoció que estas problemáticas carecen de la intensidad emocional que genera un enemigo claro, como en la metáfora de una invasión alienígena en la película Independence Day.

“Es difícil movilizar recursos globales y unificar al mundo en torno a problemas abstractos”, admitió Sullivan. Este desafío explica, en parte, la inclinación hacia una narrativa más simple, aunque peligrosa, como la de un conflicto con China.

Implicaciones globales

La reflexión de Sullivan destaca una preocupación central: ¿puede EE.UU. liderar el mundo sin recurrir a narrativas basadas en el miedo y el antagonismo? Mientras las tensiones con China continúan creciendo, su advertencia resuena con fuerza. Encontrar una narrativa política exterior que inspire cooperación global sin caer en extremos será crucial para enfrentar las amenazas del siglo XXI.

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Notas a pie de página

1. La Beca Rhodes es una beca internacional de postgrado para estudiar en la Universidad de Oxford (Reino Unido), el alma mater donde se forman los agentes de la corona británica. La red Rhodes Scholarship/Chatham House, con sede en Oxford, se formó a finales del siglo XIX con la intención de cumplir la voluntad de Cecil Rhodes de “formar una iglesia del Imperio Británico” e infiltrar académicos adoctrinados en cada rama de gobierno de la sociedad occidental con el objetivo de revertir los efectos de la Revolución Americana como fenómeno global. Ver: Matthew Ehret: The Origins of the Deep State in North America Part 1: The Round Table Movement; en The Canadian Patriot.

 

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