Por Executive Intelligence Review
No se puede negar el hecho de que el gobierno de Biden y el gobierno británico de Boris Johnson se preparan para la guerra con Rusia y China. Ni ellos mismos lo niegan. El Pentágono ha pedido a todos los contratistas de defensa “de toda la industria” que informen sobre su capacidad de producir armas de diversos tipos, así como “los tipos de objetivos apropiados”. La Casa Blanca anunció que creó un puesto especial de “coordinador de la ayuda militar a Ucrania”, para el cual nombró al teniente general retirado del Ejército Terry Wolff, para ampliar la guerra sustituta con Rusia que se está llevando a cabo en Ucrania en alianza con los neonazis que conducen esa guerra, para impedir una resolución. Las atrocidades cometidas por esos nazis entrenados por Estados Unidos y Gran Bretaña son totalmente públicas y notorias para cualquiera que no sea tan iluso como para creer a los guerreros de la información de Londres y Washington, así como los medios corporativos que culpan de las atrocidades a las fuerzas rusas. Boris Johnson, que se aferra a su puesto a duras penas, se jactó el jueves de que el Reino Unido, lo mismo que Canadá, está entrenando a los nazis tanto dentro del Reino Unido como en Polonia, mientras que sus tropas de fuerzas especiales los entrenan dentro de Ucrania, en métodos de sabotaje y guerra de guerrillas, según funcionarios rusos.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, viajará a la Base Aérea de Ramstein en Alemania el 26 de abril, para reunirse con representantes de Defensa de países de la OTAN y otros, para evaluar “cómo pueden dinamizar los países la base industrial de defensa para mantener un flujo constante de armas a las fuerzas ucranianas y una visión más amplia de las necesidades de Kiev que se extiendan más allá de la actual guerra con Rusia”, según un portavoz del Pentágono.
Mientras tanto, se desmorona la cadena mundial de suministro de energía y alimentos bajo las sanciones criminales impuestas a Rusia, que solo alimentan el frenesí especulativo de los banqueros occidentales que se benefician de la escasez provocada. Sri Lanka es el primer país que se declara en incumplimiento de su deuda externa a fin de poder abastecer de energía y alimentos a su gente, pero según la agencia Bloomberg Economics, que informa a nombre de los banqueros que tienen permutas de incumplimiento crediticio (swaps, por sus siglas en inglés; una especie de seguro contra impagos) informó que los siguientes en la lista son Túnez, Etiopía, Pakistán, Ghana y El Salvador, para convertirse en la carroña financiera de los buitres de Wall Street y de la City de Londres, y en la lista de espera Turquía y Egipto. El Banco Mundial calcula que el 60% de los países de bajos ingresos ya se encuentran en situación de crisis de deuda. Cuántos morirán en este proceso, si no se revierte inmediatamente, es algo que no interesa para nada a los economistas fascistas que dirigen este sistema financiero occidental en desintegración.
Hay cada vez más llamados a favor de la paz, desde profesionales y académicos relacionados con la ONU, del Papa Francisco y de otros, que advierten que la guerra amenaza con convertirse en una guerra global, y posiblemente una guerra termonuclear de consecuencias horrendas.
Pero los llamados por la paz que no plantean una solución a la desintegración en marcha de todo el sistema financiero occidental, y a las consecuencias mortales de esa desintegración para los más de mil millones de personas que se enfrentan a la muerte por inanición y enfermedades en los próximos meses, es un ejercicio vano. Las grandes potencias deben reunirse para resolver el dilema de la seguridad de todas las naciones, incluidas Rusia y China, pero también deben coincidir en la creación de un nuevo orden económico internacional que someta las aproximadamente $2.000 billones de dólares en deuda especulativa pendiente a una reorganización de bancarrota, por medio del mismo método que utilizó Franklin Roosevelt para hacer frente al sistema bancario estadounidense en quiebra cuando asumió el cargo en 1933.
El Instituto Schiller ha vuelto a publicar su llamado, “Convocamos a una Conferencia Internacional para establecer una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo para todas las naciones”, actualizado de tal modo que refleja el impacto de la Conferencia del Instituto Schiller del 9 de abril sobre el mismo tema, y de los miles que ya han firmado desde más de 65 países. La conferencia (que se puede ver en el enlace que sigue) demostró que dirigentes de Rusia, China, India, Sudáfrica, Iberoamérica, Europa y Estados Unidos, pueden reunirse para abordar la crisis existencial a la que se enfrenta la humanidad, y superar las divisiones fomentadas por los restos moribundos de la geopolítica británica y el pensamiento imperial. Es necesario ahora emular la revolucionaria Paz de Westfalia entre todas las naciones. (Panel 1 y 2: Conferencia para Establecer una Nueva Arquitectura de Seguridad y Desarrollo – YouTube).
Si aún no lo has hecho, firma el llamado y hazlo circular entre todos los que puedas. [Llamado – Schiller Institute (ES)].
Fuente:
Executive Intelligence Review: Billones de dólares para la guerra, pero nada para la vida. Editorial EIR 25 abril 2022.