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Biden se inclina por la geopolítica británica y la farsa climática como ‘prioridades’

Puede que Pompeo se haya ido, pero el equipo de Biden, dirigido por su Secretario de Estado Blinken, sigue con las doctrinas geopolíticas imperiales británicas que amenazan con llevar a la Tercera Guerra Mundial.

 

Por Harley Schlanger

La publicación, el 3 de marzo, de la “Guía Estratégica Provisional de Seguridad Nacional” de la administración Biden puede hacer que uno se pregunte si el Secretario de Estado de Donald Trump, el desquiciado Halcón de Guerra Mike Pompeo, sigue tomando las decisiones políticas de Estados Unidos. Pompeo pasó la mayor parte de 2020 haciendo sonar los tambores de guerra, ignorando por completo que su jefe, el presidente Trump, fue elegido por decir que tenía la intención de “acabar con las interminables guerras.”

En sus últimos actos como secretario, Pompeo impulsó más sanciones contra Rusia y China; amenazó a Irán, Venezuela y Corea del Norte; nombró “terroristas” a los Houthis de Yemen, lo que amenazó con cortar la poca ayuda alimentaria que se estaba entregando a esa nación, y poniendo a millones de niños en peligro de morir de hambre; además [Pompeo] se regodeó mientras las “sanciones del César” contra Siria provocaban escasez de alimentos en ese país, aumentando las esperanzas de los neoconservadores de que el cambio de régimen aún podría llegar a Siria.

Puede que Pompeo se haya ido, pero el equipo de Biden, dirigido por su Secretario de Estado Blinken, sigue con las doctrinas geopolíticas imperiales británicas que amenazan con llevar a la Tercera Guerra Mundial. Blinken hizo gala de lo que los chinos calificaron de “arrogancia imperial” cuando fulminó contra lo que él llama las posturas militares “agresivas” de China. Advirtió que China tiene el poder económico, diplomático, militar y técnico “para desafiar seriamente el sistema internacional estable y abierto, todas las reglas, valores y relaciones que hacen que el mundo funcione como queremos”. Casi el mismo lenguaje fue dirigido contra Rusia por Colin Kahl, representante de Biden en el Pentágono, quien acusó a Rusia de tratar de “socavar el orden internacional basado en normas”, y de mostrar un “flagrante desprecio por la soberanía de sus vecinos”. Cabría preguntarse por el respeto de la administración Biden a la soberanía, cuando lanzó un ataque contra una base de la milicia iraquí en Siria, matando al menos a 22 militantes, que participaban en ataques exitosos contra los terroristas islámicos de Al Qaeda, ISIS y Al Nusra, ¡que se supone que son los enemigos de Estados Unidos!

El documento de seguridad nacional publicado por la nueva administración demuestra la continuidad del “Complejo Industrial Militar” (MIC) en la política estratégica, independientemente del partido que controle la Casa Blanca. Sus objetivos y su lenguaje no cambian en lo esencial con respecto a la Doctrina de Seguridad Nacional publicada por la administración Trump en 2018, al identificar a Rusia y China como amenazas para Occidente. Afirma que esta administración pretende reunir a las “democracias” del mundo en una alianza contra Rusia y China y su influencia “maligna” en el mundo. Hablando de boquilla sobre la cooperación con los “aliados” para luchar contra China y Rusia, dicen que Estados Unidos “revitalizará y modernizará nuestras alianzas y asociaciones en todo el mundo”. Sin embargo, hay que tener en cuenta que si un “aliado” se cruza con Washington, como la negativa de Alemania a cancelar el gasoducto Nord Stream 2, también será golpeado con sanciones.

Continúa: “Nuestras alianzas democráticas nos permiten presentar un frente común, producir una visión unificada y aunar nuestras fuerzas para promover estándares elevados, establecer reglas internacionales efectivas y pedir cuentas a países como China. Por eso reafirmaremos, invertiremos y modernizaremos la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y nuestras alianzas con Australia, Japón y la República de Corea….”. En Asia, los países a los que se dirige la “asociación” son India, Nueva Zelanda, Vietnam y toda la ASEAN, y los Estados insulares del Pacífico. ¿Desde cuándo la Organización del Tratado del “Atlántico Norte” considera la región del Indo-Pacífico como parte de su mandato militar?

Al tiempo que afirma la intención de poner fin a las “guerras eternas”, apunta a un nuevo refuerzo militar, dirigido especialmente a Rusia y China. “Ante los retos estratégicos de una China cada vez más asertiva y una Rusia desestabilizadora, evaluaremos la estructura, las capacidades y el tamaño adecuados de la fuerza y, en colaboración con el Congreso, cambiaremos nuestro énfasis de las plataformas y sistemas de armamento heredados innecesarios para liberar recursos para invertir en las tecnologías y capacidades de vanguardia que determinarán nuestra ventaja militar y de seguridad nacional en el futuro”. Y al mismo tiempo, “desarrollaremos capacidades para competir mejor y disuadir las acciones de la zona gris. Daremos prioridad a las inversiones de defensa en resiliencia climática y energía limpia”. En cuanto a la postura de fuerzas, “nuestra presencia será más robusta en el Indo-Pacífico y en Europa. En Oriente Medio, reduciremos nuestra presencia militar al nivel necesario para desbaratar las redes terroristas internacionales, disuadir la agresión iraní y proteger otros intereses vitales de Estados Unidos”.

El documento incluye una sección sobre cómo abordar el “cambio climático provocado por el hombre”, un tema que la administración ha convertido en una de sus principales prioridades estratégicas, situando el “Nuevo Trato Verde” global como un elemento central de la estrategia. “Nos moveremos rápidamente para recuperar nuestra posición de liderazgo en las instituciones internacionales, uniéndonos a la comunidad internacional para abordar la crisis climática y otros retos compartidos”, afirma el documento. “Ya nos hemos reincorporado al Acuerdo Climático de París y hemos nombrado a un Enviado Presidencial Especial para el clima, los primeros pasos para recuperar nuestro liderazgo y trabajar junto a otros para combatir el grave peligro que supone el rápido aumento de las temperaturas”.

Además, “haremos de la transformación de la energía limpia un pilar central de nuestros esfuerzos de recuperación económica en casa, generando tanto prosperidad doméstica como credibilidad internacional como líder de la agenda global del cambio climático. Y, en los próximos meses, convocaremos a las principales economías del mundo y trataremos de aumentar la ambición de todas las naciones, incluida la nuestra, para reducir rápidamente las emisiones mundiales de carbono, al tiempo que aumentamos la resistencia al cambio climático en casa y en los países vulnerables.”

El informe deja claro que defenderá el actual orden económico mundial posterior a la Guerra Fría, incluido el paso al Gran Reseteo de los multimillonarios de Davos, como parte de su postura militar. “Coordinaremos el uso de las herramientas económicas, aprovechando nuestra fuerza colectiva para promover nuestros intereses comunes”, continúa, vinculando claramente la economía con la geopolítica. “Trabajaremos juntos para imponer costes reales a cualquiera que interfiera en nuestros procesos democráticos”.

En conjunto, “esta agenda reforzará nuestras ventajas duraderas y nos permitirá prevalecer en la competencia estratégica con China o cualquier otra nación”. La forma más eficaz de que Estados Unidos supere a una China más asertiva y autoritaria a largo plazo es invertir en nuestro pueblo, nuestra economía y nuestra democracia. Al restaurar la credibilidad de Estados Unidos y reafirmar su liderazgo mundial con visión de futuro, nos aseguraremos de que sea Estados Unidos, y no China, quien establezca la agenda internacional, trabajando junto a otros para dar forma a nuevas normas y acuerdos mundiales que promuevan nuestros intereses y reflejen nuestros valores”.

En otras palabras, las normas que deben ser aceptadas en este “orden basado en reglas” por el resto del mundo son las que benefician a las fuerzas globales de la City de Londres, Wall Street y Silicon Valley, y la administración Biden pretende recompensar al Complejo Industrial Militar con mayores presupuestos, y con carta blanca para lanzar operaciones militares y guerras de cambio de régimen para defender este orden mundial de la posguerra fría.

 

Robert Ingraham: El ‘Gran Reseteo’ del Imperio Británico

 

Fuente:

Harley Schlanger / The LaRouche Organization — Biden Goes With British Geopolitics And Climate Fakery As His “Priorities”.

 

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