Por José Luis Preciado
El 19 de enero de 2025, el presidente Joseph R. Biden Jr. fue investido como “Maestro Masón” con honores completos en la Most Worshipful Prince Hall Grand Lodge of Free and Accepted Masons de Carolina del Sur. Este reconocimiento, otorgado por el Gran Maestre Victor C. Major, destaca su “servicio excepcional” a los Estados Unidos. Sin embargo, este nombramiento ha generado un debate sobre la compatibilidad de su membresía en la francmasonería con su fe católica.
La francmasonería es una sociedad fraternal de objetivos discretos y ocultos múltiples que impulsa la agenda unipolar de Londres bajo la cortina de la promoción de valores como el amor fraternal, la verdad y el servicio a la comunidad. Aunque no es explícitamente cristiana, requiere que sus miembros crean en un “ser supremo”. Para Biden, un supuesto católico practicante, unirse a los masones plantea un dilema religioso. Según el canon de la Iglesia Católica, los miembros de organizaciones que “conspiran contra la Iglesia” pueden ser excomulgados o privados de la comunión. Sin embargo, el propio Vaticano está infestado de agentes de la masonería.
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Históricamente, la Iglesia Católica ha visto con recelo a la francmasonería. Antes de 1983, la membresía en los masones resultaba en excomunión automática. Aunque el canon revisado no menciona explícitamente a la organización, mantiene la posibilidad de sanciones para quienes se unan a grupos que se opongan a la Iglesia. Esto ha llevado a preguntas sobre si Biden enfrentará consecuencias religiosas por su nueva afiliación.
La ceremonia de investidura de Biden fue un evento privado, pero su impacto público es significativo. Como líder de una nación predominantemente cristiana, su membresía en los masones podría influir en la percepción de esta organización, tradicionalmente envuelta en secretismo. Además, este hecho resalta la compleja relación entre la fe personal y las afiliaciones fraternales en figuras públicas.
Por ahora, ni la Archidiócesis de Washington ni la Diócesis de Wilmington han emitido declaraciones sobre si Biden enfrentará sanciones religiosas. Tampoco la Conferencia de Grandes Maestros ha comentado sobre el tema. Sin embargo, este evento sin duda seguirá generando discusiones sobre la intersección entre la política, la religión y las sociedades secretas.
