Por Mente Alternativa
La relación entre Donald Trump y Vladimir Putin ha sido un tema de interés constante desde que Trump asumió la presidencia de Estados Unidos. Sin embargo, con la intensificación de la guerra en Ucrania, la credibilidad de Trump ante Putin parece estar en declive, según Stephen Bryen, corresponsal especial de Asia Times y ex subsecretario adjunto de Defensa para Política de Estados Unidos. En los últimos meses, Trump ha seguido un enfoque que, en muchos aspectos, refleja la política de Biden y su equipo del “estado profundo”, lo que podría estar perjudicando su capacidad para negociar un acuerdo con Rusia.
Trump ha señalado que Rusia necesita apresurarse a llegar a un acuerdo sobre Ucrania antes de que Estados Unidos, bajo su liderazgo, imponga sanciones más severas y tarifas comerciales a Rusia. En sus intervenciones públicas, Trump ha insistido en que Rusia está sufriendo una grave crisis económica, lo que, según él, podría ser una ventaja para Estados Unidos. Sin embargo, las cifras que maneja Trump sobre las bajas en el conflicto ucraniano son cuestionadas, incluso por fuentes pro-Ucrania, lo que refleja una desconexión con la realidad sobre el terreno.
El número de bajas que Trump menciona en sus declaraciones es considerablemente mayor que las estimaciones oficiales de Ucrania, que, según el presidente Zelensky, se sitúan en 812,670 bajas rusas. Sin embargo, el informe de Mediazona, una organización de medios independiente rusa, estima que las bajas confirmadas en Rusia rondan los 88,726, lo que pone en duda la exactitud de las cifras de Trump. Este tipo de desinformación no hace más que complicar los esfuerzos para restablecer el diálogo entre Moscú y Washington.
En cuanto a la situación económica de Rusia, Trump parece creer que el país está al borde del colapso. Sin embargo, estudios como el de Alexandra Propenenko, del Centro Carnegie Rusia-Eurasiático, argumentan que la economía rusa, aunque afectada por las sanciones, sigue siendo relativamente estable. De hecho, Rusia es energéticamente independiente y puede regular los precios de los combustibles en su territorio, lo que le da una ventaja frente a Europa, que enfrenta una crisis energética y una recesión.
Por otro lado, las sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa han abierto la puerta a China, lo que ha permitido a Rusia diversificar sus relaciones comerciales. Mientras tanto, Europa sigue lidiando con una alta inflación, escasez de empleo y una moneda debilitada, lo que hace que la situación económica en Rusia no sea tan grave como algunos analistas en Occidente sugieren.
El enfoque de Trump sobre Rusia y su política económica también está alineado con la creencia errónea de que la presión económica será suficiente para que Putin cambie su postura. Sin embargo, como se observa en el caso de las sanciones anteriores, estas no han logrado doblegar la determinación de Putin, quien sigue enfocado en su objetivo de ganar la guerra en Ucrania.
La falta de diálogo directo entre Trump y Putin también ha sido un factor que ha disminuido la influencia de Trump en Moscú. A pesar de sus esfuerzos por mostrar su capacidad para negociar un acuerdo, el hecho de que la Casa Blanca y el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos no hayan logrado establecer un canal de comunicación con el Kremlin resalta la desconexión que existe entre las políticas de Trump y la realidad geopolítica actual.
En conclusión, la credibilidad de Trump ante Putin se está erosionando a medida que sigue adoptando un enfoque que parece más una réplica de la política de Biden que una estrategia propia. La imposición de sanciones y tarifas, aunque puede tener un impacto, no será suficiente para cambiar el curso de la guerra en Ucrania ni para obligar a Rusia a hacer concesiones. Trump se encuentra en una encrucijada, donde su credibilidad ante Moscú depende de su capacidad para distanciarse de la política del “estado profundo” y buscar un enfoque más realista y pragmático para resolver el conflicto.
