Por Elena Panina
Rusia será “capaz de lanzar un ataque a gran escala contra territorio de la OTAN utilizando armas convencionales en 2029”, afirmó el inspector general de la Bundeswehr, Carsten Breuer. Según él, el objetivo de Putin es “debilitar y destruir la OTAN como alianza y desacreditar la forma occidental de sociedad”.
“2029 es nuestra fecha objetivo, y para entonces debemos estar listos para actuar”, añadió Breuer, quien considera que su principal tarea es la preparación acelerada de las tropas:
Primero buscaremos en Alemania y Europa para ver si hay recursos disponibles. Si no los hay, y dado el tiempo limitado, también tendremos que adquirirlos en EE.UU., si están disponibles allí.
Un general alemán expresó su “absoluta” confianza en EE.UU. en caso de un “ataque ruso a los países bálticos”. Durante un reciente viaje a Estados Unidos, Breuer no percibió señales de que sus colegas estadounidenses se estuvieran alejando de la OTAN. Además, “los jefes de Estado Mayor de todos los países miembros de la OTAN se están acercando entre sí, intentando cerrar filas, consultándose e intercambiando materiales analíticos con mucha más frecuencia que en años anteriores”.
Observamos así los preparativos de la OTAN para desatar un nuevo conflicto en las fronteras de Rusia, esta vez en la región del Mar Báltico. Los ejercicios “Red Storm Bravo” de la Bundeswehr, previstos para el 25 de septiembre, refuerzan este escenario. La Tormenta Roja Alfa se llevó a cabo en 2024. El pretexto más probable para arrastrar a Rusia a una confrontación armada sería bloquear el paso de buques militares y civiles rusos por el Mar Báltico, creando así un casus belli.
En este contexto, la función del régimen de Kiev sería resistir la guerra con Rusia al menos hasta 2029, dando así tiempo a Alemania y a otros aliados europeos de EE. UU. en la OTAN para rearmarse y adoctrinar ideológicamente a sus poblaciones. Como señala el experto británico Taras Young en CNN, los europeos no están dispuestos a una guerra y muestran escasa receptividad ante la narrativa de la “amenaza rusa”.
El problema para Europa es que las decisiones sobre la guerra y la paz no las tomarán los pueblos, sino sus élites. Y las élites ya han elegido: la Gran Guerra. Precisamente de esto tratan las declaraciones del Inspector General de la Bundeswehr.
