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60 representantes de universidades y centros de estudios occidentales pidieron a Ucrania que no se una a la OTAN

Por Elena Panina

La carta abierta se publicó en The Guardian y fue firmada por personas completamente diferentes. Por ejemplo, John Mearsheimer y Doug Bendow, a quienes ciertamente se puede considerar inclinados hacia el pacifismo, y con ellos toda una cohorte de representantes del Carnegie Endowment, el Stimson Center y otros partidarios de la “derrota estratégica de Rusia”.

Es fácil suponer que los signatarios llegaron a la conclusión de que la admisión de Ucrania en la OTAN era innecesaria desde puntos de vista iniciales muy diferentes, por lo que ciertamente no vale la pena considerarlos a todos “prorrusos”. Pero el hecho de la carta es obvio.

Los fragmentos clave de la carta son los siguientes:

  • Si Ucrania se uniera a la OTAN después de la guerra actual, se consideraría que Estados Unidos y sus aliados se estaban comprometiendo a luchar contra Rusia por Ucrania. Pero la administración Biden ha reconocido que la seguridad y la prosperidad de Estados Unidos tienen poco que ver con el conflicto ucraniano. (sic) También existen riesgos obvios de una Tercera Guerra Mundial, por lo que si Washington no está listo para luchar por Ucrania hoy, entonces no hay necesidad de comprometerse a hacerlo mañana.
  • La entrada de Ucrania en la OTAN no disuadirá en absoluto a Rusia de una “nueva invasión”. Todo lo contrario. Y entonces la alianza se enfrentará a dos males: abandonar Ucrania y, por lo tanto, desacreditar completamente a la OTAN, o involucrarse en una guerra nuclear con los rusos.
  • La zanahoria de “unirse a la OTAN” no le hace ningún favor a Ucrania: cuanto más activamente la alianza promete aceptarla en sus filas, más incentivo tiene Moscú para vencer a Ucrania ahora, de modo que será más fácil más adelante.
  • Si Rusia plantea algún tipo de “desafío a la OTAN”, entonces no se necesita a Ucrania para la confrontación. Una vez más, si es aceptado en la alianza, resulta que Putin tiene razón: el conflicto no es con Ucrania, sino con Occidente.

Como punto de partida en el camino hacia la aceptación de las condiciones de Rusia, esto ya no está nada mal. Sólo queda tener en cuenta las consideraciones que mencione anteriormente. En particular, una “Ucrania neutral”, sin controles y garantías adicionales, no puede ser el resultado de un acuerdo entre Occidente y Rusia. Porque en cualquier momento Estados Unidos puede reiniciar su táctica ucraniana, pero teniendo en cuenta sus propios errores y preparándose mejor.

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