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400 académicos se reunieron en el Vaticano para discutir la policrisis del fin de los tiempos

La propuesta del jesuita Bergoglio para establecer un multilateralismo eficaz, independiente de las circunstancias políticas cambiantes, ha sido interpretada por algunos como una estrategia para seguir impulsando y consolidar un poder centralizado bajo el pretexto de la policrisis global actual. Aunque Bergoglio no lo mencione por razones evidentes, dicha crisis es una maniobra manufacturada por las élites ocultistas de Occidente, algunas de las cuales ejercen control sobre el propio Vaticano.

Por Mente Alternativa

El mensaje del jesuita Jorge Bergoglio enviado a los participantes en la Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, celebrado del 3 al 5 de marzo de 2025, ha suscitado una ola de interpretaciones sobre las posibles implicaciones de sus palabras. El documento, publicado por el Vaticano, aborda la llamada “policrisis mundial” y plantea cuestiones que parecen estar relacionadas con una narrativa de cambio global planificado.

El Papa Francisco destacó la gravedad de la situación actual, en la que convergen conflictos bélicos, crisis climática, epidemias, crisis energética, migración masiva e innovación tecnológica, que han sido manufacturados por las élites, aunque él no mencionó esto último. La combinación simultánea de estas crisis ha generado incertidumbre sobre el destino de la humanidad, avivando las teorías sobre si se trata de una coincidencia o parte de una agenda premeditada.

Uno de los aspectos más controversiales del mensaje es la propuesta de fortalecer organismos internacionales con mayor poder de decisión, independientes de los intereses nacionales y las elecciones democráticas. Esta idea ha sido interpretada por algunos analistas como un llamado a la consolidación de un gobierno global, lo que ha reavivado los temores sobre la pérdida de soberanía y la imposición de políticas centralizadas.

Además, el mensaje hace referencia a la necesidad de una transformación profunda de la conciencia colectiva y las prácticas sociales. El Papa lamentó que la humanidad no haya aprovechado crisis recientes, como la pandemia de COVID-19, para impulsar cambios sustanciales en la forma en que se organizan las sociedades y se gestionan los recursos. Esta observación refuerza la idea de que las élites globales podrían estar utilizando las crisis para justificar la implementación de nuevas estructuras de poder.

La metáfora del “nuevo Noé” utilizada por el arzobispo Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, añade una dimensión simbólica a la narrativa. Paglia sugirió que la humanidad necesita una alianza planetaria para sobrevivir a las crisis actuales, lo que ha llevado a algunos a especular sobre la posible aparición de un líder global que guíe a la humanidad hacia una nueva era.

Otro tema central del mensaje es el papel de la inteligencia artificial en la transformación social. El Papa advirtió sobre el riesgo de una tecnocracia deshumanizadora que podría imponer la ley del más fuerte y aumentar el control social. La mención de la IA como una de las fuerzas emergentes ha alimentado las teorías sobre la creación de sistemas de vigilancia y control global con el pretexto de garantizar la seguridad y el bienestar común.

La coincidencia de este mensaje con eventos astronómicos como los eclipses solares y lunares previstos para marzo de 2025 ha intensificado las interpretaciones apocalípticas. Algunos analistas relacionan estos fenómenos con la profecía bíblica de Apocalipsis 6:12, lo que ha avivado la percepción de que las élites globales estarían manipulando acontecimientos para legitimar una agenda de cambio global.

Aunque el mensaje del Papa Francisco enfatiza la necesidad de esperanza y cooperación global, su llamado a fortalecer las instituciones supranacionales ha despertado preocupación entre quienes ven en estas propuestas una amenaza para las libertades individuales. La propuesta de un multilateralismo eficaz, independiente de las circunstancias políticas cambiantes, ha sido interpretada por algunos como una estrategia para consolidar un poder centralizado bajo la justificación de la crisis global.

En este contexto, la cuestión central sigue siendo si las crisis que enfrenta la humanidad son simplemente eventos aleatorios o parte de una narrativa diseñada para imponer un nuevo orden global.

La asamblea en el Vaticano ha dejado abiertas numerosas preguntas sobre las verdaderas intenciones detrás del discurso oficial. Mientras algunos ven en estas propuestas una oportunidad para la cooperación global y la supervivencia, otros las interpretan como un peligroso avance hacia la centralización del poder y el control social, lo que reaviva el debate sobre si el fin del mundo es una profecía o una narrativa planeada.

 

¿Cómo es que quienes han controlado el mundo durante los últimos 300-400 años ahora quieren cambiarlo?

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